Mis estudios universitarios han estado directamente ligados a las relaciones humanas. Aprendí que las habilidades sociales, tales como la empatía y la asertividad, eran algo valioso de cultivar. Aunque me resultaban muy atractivas tanto una como otra, al finalizar aquella etapa, era consciente que, cuando trataba de entender a alguien, podía decir “te entiendo perfectamente, yaaaa, claro, yo también, …”sin saber ir más allá. A la vez, constataba una gran dificultad para expresar algo que podía no complacer a los demás, como era decir un “no” o pronunciar alguna otra expresión, cuando así lo sentía.

Con mi maternidad se acentuó la conciencia de lo tentador que era utilizar las exigencias, las imposiciones, las amenazas… y presentí no disponer de otras herramientas que me ofrecieran la tranquilidad de poder gestionar las situaciones con otros valores importantes como comprender, reconocer, confiar, respetar a las personas… Además, abrigaba el deseo de aportar emocionalmente lo mejor de mí para disfrutar de la relación con mis hijos. Reconocía la limitación, pues hasta el momento nadie me había enseñado a gestionar mis emociones, a resolver los conflictos de manera satisfactoria, a hacerme cargo de lo que me ocurría, a acompañar a los demás en sus experiencias…

Al descubrir la Comunicación No Violenta (CNV), hace 12 años, vi claro haber encontrado lo que estaba buscando. Se trata de un proceso claro y completo, útil en cualquier tipo de relación, incluida la propia, en la que todo se acoge y se transforma para poner al servicio de la vida. Desde entonces me he adentrado con sumo interés y he puesto a disposición lo que ha estado a mi alcance a fin de aprender, integrar y compartir. Siento una tranquilidad infinita al saber que no tengo que lograr “ser perfecta y no violenta” y que, ante la dificultad o el conflicto, con las herramientas de este modelo, puedo comprenderme, acogerme y aceptarme. Mi propósito es estar lo más consciente posible para darme cuenta cuándo me desconecto y apoyarme para encontrar de nuevo el camino a seguir. En este itinerario, la CNV es mi bastón.

Constato tantas las limitaciones, ya sea a nivel familiar, escolar (también universitaria), y social en los que estamos inmersos. Sueño -para el presente y futuro- en una educación en la que lo más básico y elemental para la realización personal lo recibamos desde la temprana infancia y, desde ahí, trato con esmero de hacer crecer las semillas portadoras de relaciones saludables. Me siento privilegiada de poder contribuir a la consecución de este objetivo y que ello sea también un camino para mi propio crecimiento.