Arte de pedir: Descubriendo trampas comunes

¿Alguna vez te has sentido incómodo porque querías que los demás tuvieran en cuenta tus necesidades sin tener que mencionarlas? Este dilema es más común de lo que parece y puede generar frustración en nuestras relaciones.

A menudo hablamos de nuestros deseos creyendo que estamos pidiendo. Por ejemplo, cuando expresas a tu pareja o hijos: «He tenido un día duro y me tengo que ir a la cama inmediatamente». Con eso creo que la otra persona debería entender que estoy pidiendo colaboración y es posible que me enfade si no hace lo que creo que debería hacer.

Asimismo, en nuestro intento de responder a nuestras necesidades, solemos expresar lo que queremos con mensajes ocultos que conllevan juicios implícitos o explícitos: «Quiero que ayudes más en la casa». Muchas veces, esa frase despierta respuestas defensivas: «¿A qué te refieres? ¡Hago mucho en casa! «. Lo cierto es que la mayoría de las personas quieren contribuir, pero a veces no entienden nuestras necesidades, o intentan cuidar a otras.

Peticiones claras y concretas

Cuando necesitas que te comuniquen algo que no te gusta, hacerlo de forma que la persona pueda oírlo como petición, no como reproche, puede facilitar cómo será recibido. Describir clara y objetivamente lo que nos disgusta, explicar qué cambio me gustaría ver y por qué me importa suele ayudar.

«Me doy cuenta de que dedico mucho tiempo a las tareas domésticas y necesito ayuda. ¿Estarías dispuesto a hacer gestiones de pago de cuentas y ocuparte de las citas/reuniones relacionadas con los niños? »

Esto permitirá reducir las posibilidades de que la persona se sienta agredida o culpable y puede facilitar la comprensión de cómo puede contribuir a tu bienestar.

La petición implica realizar una pregunta

Tendremos más posibilidades de hacer realidad nuestros sueños cuando, en lugar de lanzar los deseos al aire, tengamos la valentía de preguntarle por la disposición de hacer lo que quiero que haga el otro. Así, el otro recoge con claridad lo que enriquecerá mi vida para poder responder sí o no. «¿Te importa ocuparte de la cena y de acostar a los niños?”

Apertura a la respuesta

Es importante tener en cuenta que la otra persona tiene derecho a decir que no. Al mismo tiempo, se nos abre un gran reto, ya que en general nos enfrentamos a la resignación o frustración cuando recibimos u no por respuesta. Sin embargo, darnos cuenta de que cuando decimos que no a alguna petición estamos diciendo que sí a algo importante para nosotros, puede ayudarnos a entender que el otro también actúa de igual manera.

Por eso, un componente importante en las peticiones será mostrar empatía con los compromisos e inquietudes del otro. Aunque esto pueda resultar desafiante, sobre todo cuando estamos ansiosos por satisfacer nuestras propias necesidades, trabajar una actitud de comprensión puede facilitar el camino para encontrar soluciones que beneficien a ambas partes. Podemos asumir que para llegar a este punto podemos necesitar tiempo y esfuerzo y que este proceso no siempre es fácil ni directo.

En resumen, adquirir las destrezas para pedir requiere ser claro, preciso, asertivo y empático en nuestra comunicación. Al hacerlo, no sólo fortalecemos nuestras relaciones, sino que también contribuimos al bienestar propio y de los demás.

Un abrazo,

Nerea.