Peticiones eficaces y atractivas

El bienestar humano depende de conocer y satisfacer los aspectos necesarios para vivir. Una vez aclarada cuál es la razón que nos conduce a experimentar aquello que nos desagrada, será necesario encontrar acciones concretas que velen por estas necesidades, así como ponernos en marcha al servicio de ellas. En este proceso, realizar peticiones eficaces puede resultarnos de ayudar.

Más allá de la petición, puede haber aspectos sutiles; por ejemplo, las creencias que hemos generado al respecto. Si pedir relaciono con la debilidad, con el miedo a molestar o sobrecargar a los demás, si me asusta el que me digan “no” a lo que pido o si pienso que el otro debería colaborar sin pedírselo, se activaran mis resistencias a expresar mis peticiones.

Una de las dificultades con la que nos encontramos cuando nos animamos a pedir suele ser mezclar la petición con la exigencia. A veces, el expresar con “por favor” o hacerlo con buen tono me lleva a pensar que el otro debería acceder, sin darme cuenta que estoy en la exigencia.

Puedo hacer dos preguntas para discernir si estoy pidiendo o exigiendo:

1) ¿Estoy abierta a escuchar un “no” a lo que pido? Si he indicado una petición real, podré obtener una respuesta que sea negativa.
2) ¿Estoy abierta a entender y tener en cuenta lo que es importante para la otra persona?

Si responden con un “no” a mis peticiones, esto no implica la resignación ni el final de nada. Esta persona está diciendo “sí” a otra cosa y abrirnos también a esto, nos puede llevar a un nuevo escenario para encontrar soluciones que preserven el bienestar de ambos.

Adicionalmente, las siguientes características contribuirán a realizar lo que esté a nuestro alcance para que la petición sea recibida con mayor probabilidad de querer colaborar con nuestras necesidades: 

Concreto: una demanda abstracta tiene menos posibilidades de ser cubierta. Una alternativa a ¿Podrías ayudarme más? sería ¿Podrías ayudarme pelando las patatas?
Incluye una acción: expresar lo que queremos que se haga, más que lo que queremos que sea. Por ejemplo, en lugar de ¿Serías más respetuoso con la gente? podríamos decir ¿puedes bajar el volumen mientras yo leo el periódico?
Positivo: expresar lo que queremos y no, lo que no queremos. En vez de Te ruego que dejes de pegar a tu hermana, podríamos expresar  ¿puedes decir con palabras lo que quieres decirle a tu hermana?
El poder de nuestro bienestar dependerá de las acciones que cuidan de nuestras necesidades y de las peticiones que realicemos, tanto a nosotros mismos como al resto. Abordemos con todo el potencial y la libertad que tenemos todo aquello que pueda enriquecer nuestra vida.